Trauma: todos a bordo

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En el MS Stubnitz tuvo lugar una de las discusiones obligadas de #GIJC19: el trauma y la manera como puede afectar nuestro trabajo como periodistas. Necesitamos herramientas tanto para trabajar con quienes han sufrido todo tipo de violencias, como para protegernos al reportear en países en conflicto o sobre temas difíciles que pueden impactar nuestra salud mental. Ali Ibrahem, Juliana Ruhfus y Marcela Turati abordaron éstas y otras preguntas desde su experiencia personal y profesional.

Ibrahem es sirio, estuvo en prisión y amenazado por ISIS, perdió a su madre y a su hermana. Es un sobreviviente más de la guerra, pero también es reportero y hoy es fundador de la red de periodistas de investigación de su país SIRAJ-Syria. ¿Qué le ayudó a continuar, a pesar del horror y el dolor? Creer en lo que hacía: su reportería podía salvar otras vidas. Así que se concentró en eso, en cómo ayudar a otros, incluidos a otros reporteros. El término “trauma”, explica, es algo que culturalmente es difícil de aceptar en la sociedad siria y por eso no se habla mucho de eso.

Juliana Ruhfus es una experimentada periodista de televisión. Trabaja con la cadena Al Jazeera y se ha preparado con el Dart Center for Journalism and Trauma para reportear con víctimas, entre ellas mujeres africanas que cayeron en redes de trata y explotación sexual durante el viaje que hicieron hasta Italia, como migrantes engañadas. Según Ruhfus, cualquier persona que ha sido víctima de cualquier violencia estuvo en una situación en donde perdió el control. Por eso, cuando entrevista a este tipo de personas, y les pide que narren o recuerden esos momentos dolorosos, hace lo posible para que ellas sientan que tienen el control (pueden decidir dónde, cómo, cuando, incluso se pueden parar de la entrevista). Esto las ayuda a sentirse empoderadas.

Marcela Turati lleva años cubriendo la violencia en México y liderando proyectos como periodista independiente, entre ellos A dónde van los desaparecidos. Al trabajar con víctimas se dio cuenta que los periodistas también necesitaban ayuda. Organizaron una serie de talleres, crearon grupos de apoyo (incluso por Whatsapp, cuando no se podían reunir) e hicieron hasta ceremonias con chamanes para hacer una “limpia”, o descargarse de muchas de las emociones que los periodistas soportan, a menudo en silencio, como el miedo, el dolor y la culpa. “Las herramientas y técnicas clásicas del periodismo no son suficientes. Hay otras dimensiones, incluso espirituales, que nos pueden ayudar. Por eso hemos ido incorporando otras maneras, más femininas, de cuidarnos. Y no saliendo a tomar a bares para olvidarnos del problema”.

Antes de que finalizara la sesión, una periodista de Sudáfrica comentó que no le parecía extraño que la mayoría de personas en la sesión fueran mujeres. No es que las reporteras se traumaticen más que los reporteros, es que suelen buscar más ayuda para entender qué les está afectando, cómo pueden protegerse, prepararse y superar el trauma que implican ciertas investigaciones. Poco a poco, sin embargo, en contra de muchos prejuicios machistas y también frente a lo que realmente significa la palabra “trauma”, los hombres también se han dado cuenta (y así lo reconoció Turati para el caso mexicano) que también sufren y están dispuestos a enfrentarlo.

Nadie está exento de sufrir estrés post traumático. La clave es reconocerlo y buscar ayuda.

https://whova.com/embedded/session/globa_201909/747136/

 

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